El tiempo de Pascua debe significar para los cristianos un
progreso en la fe, en el Espíritu de JC que penetra, ilumina, y fortalece nuestro
camino
Y si ésta es nuestra fe, ésta es también la causa de nuestra
alegría. Por eso, la Pascua
es tiempo de alegría, de fiesta, de abrirnos sin miedo a la vida de Dios. De
ahí que ahora, como hemos hecho en la celebración de la misa de Pascua, renovemos nuestro compromiso bautismal de fe
en el Padre que es amor, en el Hijo que es nuestro camino, en el Espíritu que
está presente y vivo en nosotros.
Renovación
de nuestra fe que es renovación de vida y llamada a la alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario