Queridos niños y niñas, de nuevo hemos empezado un
nuevo curso, y, aunque algunos digan “¡ qué rabia, ya ha acabado el verano, las
vacaciones”! , en realidad, vuestros rostros, demuestran todo lo contrario:
tenéis caras sonrientes, ojos que brillan de color de estreno, de ilusión,
de amistad, de querer comenzar bien.
Es por ello que desde el comienzo celebramos esta Eucaristía, porque queremos que Jesús nos ayude a comenzar bien el curso, a ser como él fue, buen amigo de los que sufren y amigo de los más necesitados.
Es por ello que desde el comienzo celebramos esta Eucaristía, porque queremos que Jesús nos ayude a comenzar bien el curso, a ser como él fue, buen amigo de los que sufren y amigo de los más necesitados.
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